Cada 15 de marzo se recuerda a Santa Luisa. Nació en el año 1591 en el seno de una familia noble; muy pronto quedó huérfana de madre y fue criada sólo por su padre, quien era una persona sumamente piadosa. Luego de la muerte de su querido papá, sus familiares la incentivaron a casarse con el señor Le Gras. Se lee en el proceso de beatificación: "Fue un dechado de esposa cristiana. Con su bondad y dulzura logró ablandar a su marido, que era de carácter poco llevadero, dando el ejemplo de un matrimonio ideal en que todo era común, hasta la oración". Luego tuvo un hijo, y esa experiencia maternal le sirvió para armar su fundación luego de quedar viuda y entregarse totalmente a Dios.
La actividad desarrollada por Santa Luisa en favor de los más humildes y desposeídos fue sobrehumana, a pesar de su débil constitución. Cayó agotada en el surco del trabajo el 15 de marzo de 1660. Su compañero Vicente, también enfermo, no pudo acompañarla a la hora de la muerte y le envió este recado: "Usted va delante, pronto la volveré a ver en el cielo". Los venerables restos de Santa Luisa de Marillac reposan en París, en la casa madre de la Congregación, en la misma capilla de las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa a Santa Catalina Labouré. Su fiesta se celebra cada 15 de marzo.
El Señor le otorgó el don de la profecía
También protege a quienes trabajan en los hospitales
Fueron martirizadas por pertenecer al cristianismo
Desde joven amó el retiro, el silencio y la oración
También se lo considera el patrono de la República de Paraguay
Fue asesinado en China cuando acudió a proteger la castidad de tres jóvenes mujeres